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De México a Europa

En su primer viaje como videoartista –en 1979–, Pola Weiss obtuvo el apoyo de FONAPAS para representar a México en la Bienal de Venecia, presentando su Videodanza Viva Videodanza, que causó un gran revuelo entre los asistentes al Palazzo Grassi. En esa presentación, Pola cargaba la cámara al hombro grabando a los asistentes  al evento y presentando en tiempo real la acción en un monitor.

 

Su presentación obtuvo eco en los diarios como da cuenta el pie de foto del periódico Süddeutsche Zeitung:

“Por una semana en el Palacio Grassi, en la escena veneciana, hubo un encuentro internacional de conocidos performancers.  En dos semanas se realizaron mesas de discusión, en las noches se presentaban prominentes artistas del performance. Fueron invitados al Festival de Verano Veneciano  la Universidad de Arte y Educación de Nueva York, así como el Centro de Arte y Comunicación de Buenos Aires. De habla alemana se presentaron Hermann Nitsch y H.A. Schult con acciones participantes. Nuestra imagen muestra un performance de Pola Weiss, quien con una videocámara funcionando en el hombro danza frente a un espejo”.

Asimismo, Pola intentaba hacer un viaje anual a Italia, Francia, Holanda y Yugoslavia con el fin de presentar sus nuevas producciones de arte en video, además de dar clases en la Academie von Beeldene Kunsten en Holanda y ser maestra honoraria en Yugoslavia.

En Holanda, su amigo y curador René Coelho ¬-Director del Museo MonteVideo¬-  solía invitarla a presentar sus obras, aunque debido a cuestiones financieras no siempre le era posible viajar para tal fin.


Por otra parte, Claude Namer -Director de la Asociación FAMA (Asociación Franco Latinoamericana)- fue su curador más activo y logró organizarle una retrospectiva en Montbéliard, Francia, una muestra de 9 videos en el Centro George Pompidou en Paris (1979) y una exhibición en Saint Gervais (Ginebra), Suiza.

Es de resaltar que las gestiones de Namer lograron que el Centro Cultural de México en Paris, exhibiera sus trabajos en 1983.

Los videos de Pola Weiss llamaban la atención no sólo por su temática sino por su color, como da cuenta de ello la nota del Cahiers du Cinemá de enero de 1980 en cuya nota sobre Pola escribe el autor:

“Durante cinco días se pudieron ver sus obras en Beaubourg. De inicio composiciones abstractas, variaciones de colores, de formas, que obedecen a una música bien equilibrada. Muy agradable a la vista. Nos encontramos con el empleo de ciertos desarreglos catódicos. Le pregunto como lo hace. Ella me responde: es un secreto. Está muy orgullosa de haberlos hecho ella sola, con medios ordinarios, y con resultados comparables a los que se pueden hacer con sintetizadores (como los de Pain o Paik, por ejemplo).”


Asimismo, Raphäel Bassan escribe en la Revista Canal, No. 37, que al analizar los videos expuestos por la artista en el Centro George Pompidou, el trabajo de Pola le parece semejante al del cineasta underground Stan Brahkage, quien por cierto en esos años experimentaba con una cámara de cine Polavision, un formato comercializado por Polaroid (retomando los juegos de  palabras que Pola hacía con su nombre).

De acuerdo a su esposo, Fernando Mangino, el color lo obtenía Pola probando con los rangos del video y llevándolos al extremo, lo que le permitió expresar de una manera más cercana aquello que sentía y visualizaba antes de realizar cada una de sus obras.

 

Süddeutsche Zeitung, 1979

Cahiers du Cinéma, No. 307. Enero, 1980.

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